lunes, 1 de septiembre de 2014

LA REVOLUCIÓN MEXICANA: CONCLUSIÓN

La Revolución Mexicana tuvo su origen en numerosos factores, pero sin duda, la configuración social de la población y su creciente ambición jugaron un importante papel para que se desatara el movimiento que acabaría con la dictadura de Porfirio Díaz.

Al comienzo de su mandato, Díaz resultó ser el gobernante apto para el momento histórico por el que atravesaba nuestra nación, pues logró un importante período de auge económico, y a consecuencia de esto, reelegirse con el apoyo de las clases medias, principalmente. Sin embargo, a principios del siglo XX, Díaz comenzó a apoyar en mayor medida a la inversión extranjera que llegaba a nuestro país; estas acciones afectaron directamente a las clases industriales de la nación y por ello retiraron su respaldo a don Porfirio.

Las restricciones a los derechos políticos de los trabajadores se sumaron a estos hechos para conformar una bomba de tiempo que no tardaría en estallar. Así pues, numerosos grupos con diferentes intereses se unieron al movimiento de Revolución; había quienes luchaban por los derechos agrarios, otros por los derechos laborales, pero a todos los unía un claro objetivo: acabar con la dictadura de Díaz.


Una vez que concluyó el gobierno de Díaz quedaba una tarea aun más difícil: regresar el orden a la nación. La complejidad de la situación radicaba en que, dado que una mezcla muy heterogénea de grupos había participado en la Revolución, habría que decidirse cuál de ellos sería el indicado para tomar el poder. Esta fue la causa que desató más adelante los conflictos entre los principales caudillos revolucionarios.

Jesús Benito Cinco 

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